En su estado incandescente el vidrio se ablanda. Permite ser modelado y a veces soplado, generando burbujas en su interior. En el movimiento que ofrece en sus distintos estados de solidez, el juego de las formas tiene infinitas posibilidades. Es una técnica milenaria donde las piezas se trabajan una por una en contacto con el calor de la flama, por lo que no existen dos iguales.