Considero al eslabón como una forma que es de por sí completa en sí misma y, que a su vez, participa y colabora en la existencia de una entidad más compleja, que la contiene conservando su singularidad y sutileza… Al combinar eslabones, trabajo con el goce visual que genera la trama, los ritmos generados por la repetición y los acentos de colores y formas… de la misma manera que sucede en la estructura del ADN por ejemplo, piezas únicas se enlazan para crear una composición mayor que las envuelve y conecta entre sí. Hay una comunicación intrínseca entre las partes que conforman la pieza, que le aportará su rasgo esencial. o al igual que un cardumen, donde cada parte que constituye al grupo es completa en sí misma, pero a su vez tan conectada con las demás que hace posible el surgimiento de nuevas formas en conjunto.
Una de las cualidades que me encanta del vidrio es su similitud con el elemento agua… Cómo refracta y refleja la luz, su transparencia y su natural tendencia a la redondez en el contacto con el fuego del soplete y la técnica del soplado… Por eso los eslabones son más bien formas orgánicas y mutantes, con cierta reminiscencia a seres del mar. Aprovecho las formas fluidas que puede tomar el material en contacto con la flama. Al ser el vidrio un material constituido por elementos que provienen del mar (arena), encuentro a esta materia prima como algo precioso, mágico y misterioso, y de alguna manera, estas impresiones acaban atravesando las formas que surgen de su manipulación.
